01 julio, 2007

CERRADO







11 mayo, 2007

NOVEDAD EDITORIAL

CHAPEROS
el tercer nombre

CHAPEROS de Dennis Cooper. Traducción de Juan Bonilla.
Por confirmar, a la venta.


Sirviéndose tanto de las páginas de una web en la que los clientes de escorts gays informan sobre la calidad de los servicios que han contratado, como del intercambio de mensajes, emails y conversaciones entre decenas de narradores poco fiables. Chaperos parte del encuentro entre un joven escort con un cliente satisfecho para desarrollar una metaficción donde se alían la pornografía, las mentiras, las medias verdades, y la mitomanía.

Explícita, impactante y cómica, la novela muestra el personal talento del autor para poner en juego una estructura muy compleja con un lenguaje directo, elegante, accesible. Chaperos es la novela más transgresora y salvaje de Dennis Cooper.

23 abril, 2007

UN ARTISTA DEL HAMBRE

“En los últimos decenios, el interés por los ayunadores ha disminuido muchísimo. Antes era un buen negocio organizar grandes exhibiciones de este género como espectáculo independiente, cosa que hoy, en cambio, es imposible del todo. Eran otros los tiempos. Entonces, toda la ciudad se ocupaba del ayunador; aumentaba su interés a cada día de ayuno; todos querían verlo siquiera una vez al día; en los últimos del ayuno no faltaba quien se estuviera días enteros sentado ante la pequeña jaula del ayunador; había, además, exhibiciones nocturnas, cuyo efecto era realzado por medio de antorchas; en los días buenos, se sacaba la jaula al aire libre, y era entonces cuando les mostraban el ayunador a los niños (...)”


Franz Kafka, Un artista del hambre

"Una jaula salió en busca de un pájaro", dice Kafka en la colección de aforismos titulado "Consideraciones sobre el pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero". La jaula ya encontró a un pájaro esquelético en "Un artista del hambre", ayunador que para mostrar su arte al mundo no tiene otra opción que la de hacerse enjaular y ser visto como novedoso animal de circo, instalación o máquina de diversión y solaz que en este cuento adquiere connotaciones carcelarias: el ayunador es custodiado por vigilantes permanentes, en su mayoría carniceros, y por unos vigilantes nocturnos negligentes que se dedican a jugar cartas o a cegarlo con sus linternas. El circo ostenta un mundo jerarquizado que comienza con el empresario, pasando por la orquesta , médicos, señoritas asistentes, vigilantes y finalmente el exhibido, "el mayor ayunador de todos los tiempos". Lo grotesco ya se advierte en su descripción: "hombre pálido, con camiseta oscura, de costillas salientes,[…] tendido en la paja esparcida por el suelo", "…huesudos brazos…" "…el pequeño haz de huesos de la mano…".

Este cuerpo desacralizado ilimitadamente es, sin embargo, objeto de una sacralización por parte del ayunador que es espectador de su propia hambre, satisfaciendo así su espíritu de artista. Su fe es inquebrantable: "…estaba fanáticamente enamorado de su hambre", y su razón de ser está dentro de la jaula, no fuera de ella. El mundo -representado por el público y el personal circense -en su afán carnavalesco- exige la inversión del espectáculo: el ayunador debe comer. Aquí está le escisión entre él y el mundo y viceversa, entendido como otro elemento grotesco. Su arte no es entendido, su verdad se tergiversa, se deforma, a medida que el cuerpo también sufre una deformación irreversible: envejece. El artista obnubilado por su hambre debe, entonces, peregrinar de un circo en otro. Recordemos que circo significa círculo y cerco. Él pasa de un círculo en otro hasta llegar a lo excéntrico, a estar fuera del centro: "…aceptó sin dificultad que no fuera colocada su jaula en el centro de la pista, como número sobresaliente, sino que se la dejara afuera, cerca de las cuadras…"

El artista del hambre está distanciado del mundo, solo; ahora que está en el margen, al lado de los animales, su humanidad, su ser, se aleja . Nadie lo ve realmente ni disfruta del espectáculo de un cuerpo que goza de la inanición; aquellas miradas son de soslayo, los animales que comen trozos sangrientos de carne y que rugen y se mueven de un lado para otro son más interesantes, están vivos y en esa vida se yergue la amenaza de lo salvaje. El ayunador comienza a hacerse invisible hasta la auto inmolación: es sólo un podrido montón de paja y será enterrado con esa cobija natural a su muerte. Pero una jaula vacía debe llenarse. Viene la permutación. La pantera reemplaza al desecho humano que ya no es libre. La boca singular que no encontró nunca ningún alimento que le gustara es cambiada por unas fauces y dientes que desgarran, que están hechos para matar y comer. Esas fauces podrán rugir, mas no hablar. El animal salvaje, carente de lenguaje, nunca pedirá perdón, como lo hace el artista del hambre que ha fallado en su propósito. Sin embargo, por el sólo hecho de pedir perdón, él muere como artista. Ha llevado su arte hasta las últimas consecuencias. El hecho de morir por, para y en el arte lo redime y lo dignifica.


19 abril, 2007

LIBRO. EXTINCIÓN de DAVID FOSTER WALLACE

Wallace siempre ha sido blanco de flechas chistosas sin que eso signifique negar el hecho de que más que probablemente sea el escritor más importante de su generación, de una generación crecida a la sombra y nutriéndose de los frutos de ese gigantesco árbol totémico que es Thomas Pynchon.

Wallace es más Pynchon que Pynchon. Wallace trabaja enfocando el telescopio/microscopio de Proust, conectando con los procedimientos más extremos de los escritores surrealistas para aparearlos con el paisaje social-realista de la literatura norteamericana más clásica, incorporando ciertos modales de los llamados “superficcionalistas” y algún que otro tic de Nabokov y a donde va a dar todo esto es a tramas que podrían leerse como la versión macro de las tramas minimal de los mejores episodios doméstico/laborales de la serie The Twilight Zone.Wallace es Pynchon puro, sin diluir ni adulterarchon.


Un hombre que recuerda un episodio traumático de su niñez cuando fue secuestrado por un enloquecido maestro suplente (“El alma no es una forja”); un canal reality que emite las 24 horas escenas de sufrimiento físico o psicológico y las tripas de un hombre producen esculturas fecales y animadas con la forma del dios Anubis o la estatuilla de Oscar y lo que ocurre en Style, una revista de fashionistas cuya redacción está en una oficina del World Trade Center, y es julio del 2001, y ya saben lo que va a pasar en un par de meses (“El canal del sufrimiento”); una batalla matrimonial a propósito de unos ronquidos (“Extinción”); el horror vacui expresado en la jerga cada vez más críptica pero reveladora de una reunión de marketing donde se prueba un nuevo producto alimenticio (“Señor Blandito”); la deconstrucción de una anécdota oída en un avión sobre un niño salvaje (“Otro pionero”); una mujer que descubre, luego de una cirugía plástica, que su rostro se ha convertido en una “máscara” que sólo expresa el terror (“La filosofía y el espejo de la naturaleza”); algo que puede ser leído como una confesión estética o credo ético en forma de memoir muy selectiva (“El neón de siempre”) protagonizada por un tal David Wallace pero en la boca suicida de un amigo de infancia; y –la muy breve “Encarnaciones de niños quemados”, un prodigio de contención en el que Wallace parece decirnos “Yo también puedo hacer esto”– la impotencia de unos padres que no saben qué hacer ante el dolor de su bebé.


El problema para muchos –y la gratificación para algunos, entre los que me incluyo– es que Wallace, con todo esto, escribe cuentos. Y, para la crítica más formal made in USA, no está bien “hacerse el loco” en el relato porque para eso, en todo caso, está la novela. Y comparadas con sus colecciones de textos no tan breves, las novelas de Wallace (incluyendo a la colosal en todo sentido La broma infinita, de 1996) son casi normales. Lo que se incluye en La niña del pelo raro (1989), Entrevistas breves con hombres repulsivos (1999) y ahora en Extinción (2004) es, por lo contrario, el núcleo duro y atomizado de la obra de Wallace. Estos relatos-ensayados son el lugar donde más brilla y encandila este autor con su fuerza y su talento y –junto a sus ensayos-contados, recopilados en Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (1997) y Consider The Lobster (2005)– el mejor sitio para comprender qué es lo que quiere hacer o deshacer, lo que le interesa provocar a Wallace.


Un revulsivo ensayista y crítico, Dale Peck, afirma que lo que en realidad busca Wallace con su prosa –lo que más o menos inconscientemente expresa– es las ganas de ser sodomizado. Otro, el de The Miami Herald, más cauto pero igualmente espantado, asegura que “pocas veces ha existido un escritor que desprecie más a los lectores”. Un tercero, en Harper’s, concluye con cierta preocupación que “Wallace está en su derecho de escribir un gran libro que sólo gente como él pueda entender. Me gusta pensar que yo soy uno de ellos; pero no tengo la menor idea de cómo convencerlos a ustedes que también son parte de ellos; y tampoco, me parece, sabe cómo hacerlo Wallace”.

Por Rodrigo Fresán

30 marzo, 2007

JEAN GENET. LA REIVINDICACIÓN DEL MAL

"Un niño expósito da pruebas, desde su más tierna infancia, de malos instintos, roba a los pobres campesinos que le habían adoptado. Reprendido, persevera, se evade del reformatorio donde había sido preciso internarle, roba y saquea cada vez más y, además, se prostituye. Vive en la miseria, de mendicidad, de hurtos, acostándose con todo el mundo y traicionando a todos, pero nada puede disminuir su celo: es el momento que elige para entregarse deliberadamente al mal; decide que hará siempre lo más malo en cualquier circunstancia y, como se había dado cuenta de que la mayor fechoría no era hacer el mal, sino manifestar el mal, escribe en prisión obras que hacen la apología del mal y caen bajo el peso de la ley. Precisamente a causa de esto va a salir de la abyección, de la miseria, de la prisión. Se imprimen sus libros, se los lee, un director de escena condecorado con la Legión de honor monta en su teatro una de sus piezas que excita al crimen. El presidente de la República le indulta la pena que debía purgar por sus últimos delitos, justamente porque se vanagloriaba en sus libros de haberlos cometido; y cuando se le presenta a una de sus últimas víctimas, ésta le dice: «Muy honrada, caballero. Continúe Ud.»".



Abandonado por su madre, educado por la Asistencia Pública, Jean Genet encontró aún menos facilidad para integrarse en la comunidad moral, por el hecho de que tenía el don de la inteligencia. Robó, y la prisión - y antes el correccional- le tocaron en suerte. Pero los excluidos de una sociedad justiciera, si no tienen "los medios para trastocar el orden existente... no conciben otros" y no admiran nada tanto como "los valores, la cultura y las costumbres de las castas privilegiadas...: simplemente en lugar de llevar su marca de infamia con vergüenza alardean de ella con orgullo". "Sucio negro, dice un poeta negro ¡Pues, sí!, soy un sucio negro y prefiero mi negritud a la blancura de vuestra piel". Esta primera reacción el estado ético de la revuelta: "se limita a la dignidad". Pero la dignidad de que se trata es lo opuesto a la dignidad común, la dignidad de Jean Genet es la "reivindicación del Mal". Para él, la sociedad no es abyecta. Se la puede calificar de tal si se antepone un desprecio justificable al afán de precisión; del hombre más cuidadoso, puedo decir siempre: "es un saco lleno de excrementos", y, si no fuera impotente, la sociedad rechazarla lo que a sus ojos es abyecto. Para Genet no es la sociedad la que es abyecta, sino él mismo: definiría justamente la abyección por la que él es, por lo que es pasivamente -si no orgullosamente -. Además la abyección de que está cargada la sociedad es poca cosa, ya que es el resultado de hombres superficialmente corrompidos, cuyas acciones tienen siempre un "contenido positivo". Si esos hombres hubieran podido lograr los mismos fines por medios honestos los hubieran preferido: Genet quiere la abyección aún en el caso de que no aporte más que sufrimientos, la quiere por si misma, allá de las comodidades en que ella encuentra, la quiere por una propensión vertiginosa a la abyección, y se pierde en ella tanto como el místico se pierde en Dios durante su éxtasis.

28 marzo, 2007

CINE DESCARGA. ENERO-MARZO.07

1)Simón de Desierto de Luis Buñuel, 2)Recortes de Mi Vida de Rhyan Murphy, 3)Delitos y Faltas de Woody Allen, 4)The Host de Boong Joon-Ho, 5)La Dalia Negra de Brian de Palma, 6)La Ciéncia del Sueño de Michel Gondry, 7)La Venganza de La Pantera Rosa de Blake Edwards, 8)Cry Baby de John Waters, 9)En la Cuerda Floja de James Mangold, 10)Manhunter de Michael Mann.







11)Juegos Secretos de Todd Field, 12)La Ansiedad de Veronika Voss de Rainer Werner Fassbinder, 13)La Flauta Mágica de Ingmar Bergman, 14)Brick de Rian Johnson, 15)L.A. Confidential de Curtis Hanson, 16) Crumb de Terry Zwigoff, 17)Gabrielle de Patrice Chéreau, 18)Black Book de Paul Verhoeven, 19)Time De Kim Ki Duk, , 20)Lejos del Cielo de Todd Haynes.








21)El Niño de Jean Pierre y Luc Dardene, 22)Old Boy de Park Chan-Wook, 23)Batalla en el Cielo de Carlos Reygadas, 24)Struggle de Ruth Mader, 25)El Empleo del Tiempo de Laurent Cantet, 26)Elogio del Amor de Jean-Luc Godard, 27)Intervención Divina de Elia Suleiman,28) Desde el Infierno de Albert y Allen Hughes, 29)Para todos los Gustos de Agnés Jaoui 30)El Fin del Romance de Neil Jordan

26 marzo, 2007

SHALIMAR EL PAYASO

El coronel tenía también un apodo favorito para él mismo. Hammer, martillo en inglés, una deformación de su nombre Hammir. Un buen nombre, marcial. Lo ensayaba a veces cuando estaba solo. “Hammer Kachhwaha.” “Hammer de nombre, hammer por naturaleza.” “Coronel Hammer Kachhwaha, a sus órdenes.” “Por favor, amigo mío, llámeme Hammer.” Sin embargo, ese intentio de autodesignación fracasó lo mismo que había fracasado su batalla contra Elasticnagar, porque, una vez que la gente conocía su nombre de pila, quería abreviarlo inevitablemente y llamarlo Kachhwa Karnail, lo que quiere decir “Coronel Tortuga”. De forma que se convirtió en coronel Tortuga, y se vió obligado a buscar metáforas autodescriptivas más pedestres. Ensayó: “Despacio y seguido se gana la carrera, ¿eh?”; o “Tortuga de nombre, duro por naturaleza”. Sin embargo, por alguna razón nunca podía decir: “Mi querido amigo, llámeme Tortuga” o bien, “Normalmente me llaman Tortuga, ¿sabes?, pero puedes llamarme Tortu”. Su destino de quelonio agrió aún más un talante que había sido ya echado a perder por su padre en su trigésimo cumpleaños, cuando el recién ascendido coronel estaba de permiso en Jodhpur antes de ocupar su puesto en Cachemira. Su padre era en realidad el rayput de la vieja escuela que su hijo aspiraba a ser, y su regalo de cumpleaños a Hammirdev fue un juego de dos docenas de pulseras de oro. ¿Pulseras de mujer? Hammir Kachhwaha se sintió confuso.

SALMAN RUSHDIE “Shalimar el payaso” (2005)

23 marzo, 2007

CINE. TRILOGÍA de GUS VAN SANT

Un crítico estadounidense le ha definido como el poeta de los inadaptados. Gus van Sant (Kentucky, 1952) se crió como un niño de buena familia, pero su homosexualidad le acercó a los sectores marginales de la ciudad donde creció. Chaperos, putas, drogadictos. La juventud y sus márgenes han sido su fuente de inspiración y la de su mejor cine.

"Tan pronto como explicas una cosa, hay otras cinco posibilidades que echan abajo el argumento", ha dicho Van Sant. "Pero, sobre todo", añade, "está el hecho de querer encontrar una explicación para algo que necesariamente no la tiene".

Gus van Sant debutó en 1985 con Mala noche, la historia de un homosexual blanco enamorado de un inmigrante ilegal mexicano y heterosexual. Una película en blanco y negro que automáticamente colocó a este cantante, pintor y cineasta en el mapa del cine independiente americano. En 1989, su segunda película, Drugstore cowboy, miraba sin falsos paternalismos, con dureza y amor a la vez, a cuatro yonquis que malviven asaltando farmacias. William S. Burroughs, uno de los padres espirituales de Gus Van Sant, interpretaba a un ex cura yonqui. Tres años después, con Mi Idaho privado, el cineasta lograba convertir en icono de una generación emergente, la grunge, a River Phoenix. Van Sant contó la historia de los chaperos que había conocido en las calles de Portland. El cineasta volcó en aquella película algunas de sus obsesiones: la juventud, la homosexualidad, la familia. Phoenix (que improvisó buena parte de su papel) interpretaba a un chapero en busca de su desconocida madre, un huérfano en busca desesperada de alguien que le quiera. "La familia marca nuestra mirada al mundo; por eso creo que todas mis películas hablan de ella", señala en una entrevista incluida en el guión de Mi Idaho privado (Penguin). "En Drugstores cowboy son una familia de drogadictos; en Idaho son una familia callejera, una familia temporal. He conocido la vida de estas familias, sus orígenes problemáticos y sus anhelos". Van Sant no pudo evitar que su propia autobiografía se colara en aquella película. Aunque Mi Idaho privado era, ante todo, una road movie inspirada en Campanadas a medianoche, de Orson Welles, una versión moderna y homosexual de la historia del Príncipe Hal y Falstaff. Años después, y tras la muerte por sobredosis de River Phoenix en pleno Sunset Boulevard, Van Sant escribió Pink, una novela en la que volcó toda su rabia por aquella muerte. El actor se convirtió en el bello mártir de su generación. El dolor por una juventud cada vez más lejana creció en el cineasta.

ELEPHANT (2003)


Elephant no pretende solucionar el tema de la violencia. “No queríamos explicar nada” reconoce Van Sant. “Tan pronto como explicas una cosa hay otras cinco posibilidades que te echan abajo el argumento. Por otro lado también está el hecho de encontrar una explicación para algo que necesariamente no la tiene


Elephant nos adentra en un instituto americano a través de sus pasillos, el patio, las clases, la biblioteca, la cafetería, la secretaría. Acompañamos a varios estudiantes durante todo el día, prestando atención a ciertos momentos e intersecciones experimentadas por cada uno de ellos, incluyendo a John (John Robinson), Eli (Elias McConnell), un fotógrafo, el jugador de fútbol Nate (Nathan Tyson) y su novia Carrie (Carrie Fínquela), Michelle (Kristen Hicks), las eternas amigas Brittany, Jordan y Nicole (Brittany Mountain, Jordan Taylor, Nicole George), dos chicos con sus planes hechos para ese día, Alex (Alex Frost) y Eric (Eric Duelen). Todos son parte del escenario que Elephant describe.


“Elephant trata un determinado acontecimiento desde diferentes perspectivas, pero sin seguir el principio causa-efecto. Por un lado esto es un poco atrevido, porque lo que quiere ver la gente es la causa maquiavélica y los terribles efectos que causan. Elephant se rodó en Pórtland, Oregon, donde vive Van Sant. En el momento en que la preproducción se iba a llevar a cabo , Van Sant había hecho Gerry, aclamada por la crítica, partiendo de un guión de bajo coste y en colaboración con actores como Matt Damon y Casey Affleck y un pequeño equipo que incluye al productor Wolf, al director de fotografía Harris Savides y al diseñador de sonido Leslie Shatz.


LAST DAYS (2004)


Last Days es la tercera y última película de lo que el director ha llamado su "Trilogía de la muerte", que empezó con Gerry y continuó con Elephant. Una de las características similares en las tres películas es que el diálogo y la narración son mínimos, y no están conectados cronológicamente. Esta técnica es especialmente similar a Elephant, donde las escenas son repetidas desde diferentes ángulos, y comenzando en diferentes puntos en el tiempo, sin dar alguna señal que el reloj fue retrocedido en algún momento. Así como en Gerry, la atención de la cámara es frecuentemente quitada del drama principal y se enfoca en alguna situación diferente. Todas las películas se resisten a una explicación fácil, pero comparten el tema del aislamiento extremo (físico en Gerry, social en Elephant, y mental en Last Days).


Van Sant había afirmado que tenía pensado este proyecto por casi una décadaa. En un punto, inclusive, él quiso hacer una película biográfica de Cobain, pero esta idea no se hizo realidad temiendo que la viuda de Cobain, Courtney Love, lo demandara. Además no estaba seguro de la forma en que los fanáticos de Cobain y su familia reaccionaría a la película. Van Sant le habló varias veces a Love sobre el proyecto y le dijo que le preocupaba que la película podría causarle algún daño emocional. La actriz Asia Argento, que interpretaba a la esposa de Blake en la película afirmó, "Se ha dicho que yo interpreté a Courtney Love, y eso no es cierto. No sé porqué la gente dice eso. Me siento apenada por ella. Ella ha sido demonizada y me siento triste por cualquiera que ha tenido una pérdida como esa. Pero no, yo interpreto un personaje muy estúpido".

GERRY (2005)


Apenas hay diálogos, apenas hay acción. Sólo el vagabundeo desesperado de sus dos personajes y de una cámara que nos llama la atención como si del mismo ojo del diablo se tratara. La secuencia más nutrida de diálogos es la primera noche que los dos amigos pasan en la intemperie, en la que el Gerry interpretado por Affleck cuenta sus últimos pasos en lo que, supongo, es un juego de ordenador. La falta de diálogos en el resto del filme otorga a esta secuencia la fuerza de la palabra. Gerry bien podría ser una aventura gráfica en la que salir del desierto fuera el objetivo.

Despojado de toda narratividad, Gerry queda en manos de una cámara que se desliza con firmeza bajo la dirección de fotografía de Harris Savides -que luego haría lo propio en Elephant. La acción cobra otra forma, desvinculada del causa-efecto. Es el caso de la secuencia en la que Casey Affleck se ha situado a lo alto de una roca sin poder bajar. Matt Damon va juntando algo de arena para que su compañero proceda a un salto imposible. Van Sant filma la secuencia en un plano fijo que sólo se ve brevemente cortado por un plano corto de la reacción de Affleck. Lo extraño de la situación, la irrisible y escasa arena que acumula Damon (una vez más, como si se tratara de un videojuego) y una cámara imperturbable, describen a la perfección la desnudez en la que se mueve Gerry. Los travellings aplastantes a cargo de la steadycam manejada por Matias Mesa cobran toda su significación. Una cámara que apunta hacia la referencia de Béla Tarr, otro amante de los travellings hipnóticos y los espacios desérticos. Admirador declarado del director húngaro, Van Sant aplica con igual éxito el uso del travelling circular entorno al busto de uno de sus personajes: una imagen tan descriptiva como incisiva en la mirada perdida de su personaje. Eso sí, será en Elephant donde Gus Van Sant rinda su mayor homenaje al director de Satantango, trasladando su juego de puntos de vista de la puesta húngara a los pasillos de un instituto norteamericano.

21 marzo, 2007

CARNETS I. DIARIO de DIARIO DE UNA NOVELA 1.1.

LA MONTAÑA RUSA


LA SALA DE ESPERA:



Una pequeña habitación sin ventanas. Aire acondicionado en funcionamiento. Una lámpara es lo único que la ilumina la pieza. Varias sillas. Además de Pietro, sentadas a cada lado dos mujeres de mediana edad leyendo sendas revistas. Pietro se mantiene absorto, ajeno a lo que allí acontece.



VOZ EN OFF DE PIETRO: Espero que no me cobre las sesiones pendientes.



CON LA PSICÓLOGA, RETROSPECTIVA:



Un despacho pequeño con un diván y un sillón reclinable



LA PSICÓLOGA (seria): Verás, yo estoy muy satisfecha con mis pacientes, cosa que no me pasa contigo.


PIETRO(es incapaz de contener la risa): No es por ti. Además yo no estoy aquí para satisfacer el ego de nadie. Es que creo que la terapia no me sirve para nada.


LA PSICÓLOGA (deliveradamente): Mira, ya la has fastidiado conmigo bastante. Estas haciendo el tónto con tu vida y sobre todo perjudicando la salud de tus familiares.


PIETRO (cabizbajo): Es verdad ellos pagan las sesiones.



LA SALA DE ESPERA:



Pietro parece volver en sí. Una de las señoras le preguna por la hora.



PIETRO (sonrie forzadamente): Son las 18:05. Tengo cita a las 17:05.


SEÑORA 1(indignada): ¿Pero como puede tardar tanto?


PIETRO: A mi me despacha enseguida.


SEÑORA 2(con tono amable): Siempre suele retrasarse una media hora la cosa.



Entra la enfermera:



ENFERMERA (adusta): ¿Pietro?




EL DESPACHO, CON EL PSIQUIATRA:



Una amplia pieza a modo de despacho con grandes ventanales: Un mueble, con estanterías de libros tras unas puertas de cristal, a la izquierda. Un mesa de escritorio con un fichero abierto, una agenda también abierta, un teléfono móvil negro y un pequeño ordenador portátil y un sillón de doctor y otras dos sillones reclinables para los pacientes, a la derecha Un amplio sillón de difrerentes módulos al fondo. Las paredes adornadas con dos grandes cuadros abstractos. En un rincón hay un retrato puntillista de Freud, con siluetas de diferentes tamaños y texturas.



DR. DI VIAGGIO (invitándome a pasar): ¿Qué tal estamos? (mira una ficha) Mucho tiempo desde la última visita ¿no? No suelo cobrar las visitas atrasadas, pero en tu caso, creo, me veo en la obligación de tener que cobrártelas. Si esto sigue así, claro. Siempre que no opines lo contrario, claro.


PIETRO (ojos entornados): Me parece bien. (respira profundamente) En la sesión anterior de terapia tuve un pequeño problema el otro día con la psicóloga. Ya ve, lo cierto es, con su mujer… Ya se, que ella trabaja únicamente con sus pacientes. De todos modos preferiría no tener que ir a esas dichosas sesiones. (coge aire yluego lo suelta léntamente)


DR. DI VIAGGIO (adusto, sonríe un poco para quitar hierro al asunto): Por mi parte no existe ningún problema



Suena el móvil. El Dr. se levanta, atiende a la llamada presumiblemente de algún paciente con problemas, mientras se dedica a pasear con el auricular pegado al oido por toda la amplia habitación.



Pietro parece absorto en sus pensamientos.



VOZ EN OFF DE PIETRO: Uuuh… Esa maldita arpía, la psicologa que ahora trabaja contigo. Uuuh. Te casaste con ella simplemente porque pillaste a tu ex… ¿No eras capaz de satisfacerla del todo, Doctore? Descubriste a tu inocente esposa, en los brazos de otra mujer, retozando y gritando vívamente de placer. Fruto de la casualidad, llegaste a tiempo a casa de descubrirlo. ¿Qué ocurre Doctore? Tenían que escribirte un gráfico, con tal de que te dieras cuenta. Soy de la opinión, como muchos de que tu esposa, quería que las pillaras a ambas en clímax de su relación. En el preciso momento de mayor lubricidad y relajación, de mayor virgería y pericia sexual o aún más lejos lo llevaría yo, de argucia imposible e impresionante contorsión vista siempre desde afuera.



El Doctor al parecer ha terminado con la llamada. Se sienta




DR. DI VIAGGIO (respira como si se hubiera quitado un gran peso de encima): Y, bien… Ese problema del que me hablaste tiene una sencilla, (respira) tiene… tiene fácil solución (se lleva la mano a la boca y tose). Acaban de salir unas píldoras especiales para eso problemitas de concertación. ¡Ejem! Además, no tendrá incompatibilidades con el medicamento que toma ahora para la ansiedad, y tampoco interferirá en el Rinosal y el Pentokobozal. No existe ningún riesgo ante cualquier brote alérgico. De todos modos llameme dentro de tres semanas, a ver que tal. (un respingo) Digale al salir a mi secretaria, que le de cita para dentro de tres meses. Me alegro de encontrarte tan bien. Adios. Que pases unas felices Navidades.



PIETRO (cabizbajo): Igualmente. (sale)



EN EL SALÓN DE CASA:



Pietro solo sentado en un sillón. La televisión está encendida pero no la mira. Una lampara de pie ilumina levemente la pieza.



VOZ EN OFF DE PIETRO: Se me olvidó contarle mi sueño. Algo de mis pesadillas, siempre viene bien para romper el hielo. “Estoy montado en un pequeño vagón de tren monorail. Parece una atracción de feria, pero el artilugio da tantos giros, tantos loops, que me resulta imposible disfrutar de viaje. De pronto veo que estoy desnudo y que la velocidad del tren y el impacto del viento sobre la piel de mi prepucio producen una dolorosa herida en tan nobles partes”

17 marzo, 2007

CINE. MOMENTOS CAUTIVOS

Luis Buñuel, "Un Perro Andaluz" (1928)

Rainer Werner Fassbinder, "Un Año con 13 Lunas" (1978)

Stanley Kubrick, "Teléfono Rojo, ¿Volamos Hacia Moscú" (1964)

Alfred Hitchcock, "Psicosis" (1960)

Ingmar Bergman, "Persona" (1966)


Lars Von Trier, "Los Idiotas" (1998)

Robert Bresson, "El Diablo, Probablemente (1977)

16 marzo, 2007

MONSTRUOS INVISIBLES

[...]

--Dime, hija –dice Brandy--. ¿Qué te ha pasado en la cara?


Pájaros


Escribo:


pájaros. Los pájaros me comieron la cara.


Y me echo a reír.


Brandy no se ríe. Brandy dice:


--¿Qué signifiva eso?


Y yo sigo riendo.


iba conduciendo por la autopista, escribo.


Y sigo riendo.


alguien me disparó una bala del calibre 30 con una escopeta.


la bala me arrancó la mandíbula de cuajo.


Sigo riendo.


vine al hospital, escribo.


no perdí la vida.


Riendo


no pudieron volver a colocarme la mandíbula porque se la comieron las gaviotas


Y dejo de reírme


--Tienes una letra horrible --dice Brandy--. Sigue contándome.


Y me pongo a llorar.


tengo que comer alimentos infantiles, escribo.


no puedo hablar


no tengo trabajo.


no tengo casa.


mi novio me ha dejado.


nadie me mira


mi mejor amiga me ha destrozado toda mi ropa


Sigo llorando.


--¿Qué más? –pregunta Brandy--. Cuéntamelo todo.


un niño, escribo


un niño en el supermercado me llamó monstruo.


Sus ojos Arándano Incandescente me miran como nadie me ha mirado en todo el verano.


--Tienes la percepción completamente jodida –dice Brandy--. Solo hablas de la mierda que te ha pasado. No puedes basar tu vida en el pasado ni en el presente. Tienes que hablarme de tu futuro.


Brandy Alexander se pone en pie con sus sandalias de lamé dorado con cintas atadas a las piernas. La reina suprema se saca un espejo precioso del bolso y lo abre para mirarse en él.


--Esa logopeda –dicen sus labios azul Plumbago—a veces se comporta como una imbécil antes estas situaciones.


El musculoso brazo de Brandy repleto de joyas, me sienta en la silla, que todavía está caliente

por su culo, y me enseña lo que hay en la polvera. En lugar de maquillaje, veo un montón de cápsulas blancas. Donde debería haber un espejo hay un primer plano de Brandy Alexander, que

sonríe y está imponente.


--Es Vicodin, cariño –dice--. Según la escuela de medicina de Marilyn Monroe, una buena dosis de cualquier droga puede curar cualquier enfermedad.


“Coge lo que quieras –dice.


La diosa delgada y eterna que es Brandy, su fotografía me sonríe por encima de un


océano de analgésicos. Así es como conocí a Brandy Alexander. Así es como hallé la fuerza para romper con mi vida anterior. Así es como encontré el valor necesario para


no recoger los mismos y viejos pedazos.


--Y ahora –dicen esos labios azul Plumbago— vas a contarme la historia como acabas de hacer. Escríbela toda. Cuéntala una y otra vez. Cuéntame tu triste historia durante toda la noche.


La reina Brandy me señala con un dedo largo y huesudo.


--Cuando comprendas –dice Brandy—que lo que estás contando no es más que una historia. Que ya no está pasando. Cuando comprendas que la historia que estás contando no es más que un puñado de palabras, cuando puedas arrugarla y tirar tu pasado a la papelera, entonces decidiremos quién vas a ser a partir de ahora.

CHUCK PALAHNIUK , Monstruos Invisibles, 1999.

15 marzo, 2007

CARNETS I. DIARIO de DIARIO DE UNA NOVELA 1.0

EL ASPIRANTE


LA HABITACIÓN DE ÁNGEL (un sueño):



Una habitación vacía. La pieza con las paredes azul celeste y ocasionalmente nubes blancas y algodonosas, con relieve. Lester apararece entre una espesa bruma, caminando léntamente. Lo vemos avanzar desde una posición desde la que vemos la cabeza y poco más que los hombros, desde detrás, una silueta oscura. Parecida a la de Ángel.



ANGEL: Has podido venir.


LESTER (Gesto inopinado): Si, es tu cumpleaños, ¿no?


ANGEL (Mirada al suelo): ¿Qué es eso que llevas, ahí?


LESTER (Duda entre dárselo o volvérselo a guardar en el bolsillo): Tiene bordes.


ANGEL (Visiblemente ilusionado, parece que va a sonreir, pero entorna los ojos): Como, si a mi me importara.


LESTER: Bueno (Se impacienta), ¿es bonito?


ANGEL (Decepcionado): No emite destellos.


LESTER: ¿Qué quieres, que te diga?


ANGEL (Ríe): Es… (Mira un largo colgante blanco), es como marfil.


LESTER: (Adusto e impasible): Será mejor que me lleve… esto, a otra parte. Me voy a ir por dónde he venido. Y tú, ahora, procura fingir que esto no ha ocurrido. Hasta siempre.


ANGEL (Temeroso. Alarga la mano): Pero…


LESTER (Resopla brevemente hascia afuera por la boca. Luego emite un resoplido similar, breve, esta vez por la naríz. Ojos entornados e indignación en la mirada. Despreciativo. Se muerde el labio inferior. Finalmente le arrebata el colgante en un gesto rápido y enérgico): Adios. Y, Angel… venga, da igual (Hace un gesto de rechazo con la mano, antes de darse la vuelta e irse por dónde ha venido)



LA PISTA DE PATINAJE:



Una grada. En la última de las plataforma. Se oye ruido de fondo. Se supone que hay gente patinando a la que no podemos ver y que de vez en cuando vociferan, incluso alguna chica chilla al caerse. Ángel, parece estar hablando con alguién. Lester aparece por la derecha.



LESTER (visiblemente cabizbajo. Da pataditas contra el suelo): Estoy yendo al psicólogo


ANGEL (Se inclina. Balancéa los dos brazos como si acunara un bebé): Supongo, que por mi culpa.


LESTER (Gira levevente el rostro): Esto, no tiene nada que ver contigo


ANGEL: Y, bien. ¿Qué te trae por aquí? (Busca la con la mirada los ojos de su interlocutor) ¿Me buscabas…? (Se vuelve reacio y deja de intentar perseguir conla mirada el gesto de su interlucutor) O algo. No se…


LESTER (Parece que se vuelva por un instante, aunque vuelve a girar el rostro levemente): Iba a casa de Jéssica. La pista de patinaje me pillaba de camino. (Ahora es él el que busca con la mirado algún gesto de reprobación) No te estaba buscando a ti, pero ya que te he visto…


ANGEL (Sus miradas se vuelven a encontrar. Ambos afrontan la mirada del otro. Sostienen la mirada para ver quien agunata más. Un largo silencio): Vaya, eres el ex más considerado que he tenido el gusto en conocer. (Se ríe) ¿No, te preocupa destrozar, las estadísticas?


LESTER: (Negando con el gesto. Algo aturdido. Entorna los ojos) ¿De que me hablas?


ANGEL: (Suspirando. Resopla. Luego inspira y vuelve a inspirar) Déjalo… (Gesto interrogatorio) Y, ¿a quién buscabas. (Sonríe) ¿A Finn?


LESTER (Visiblemente enfadado. Resopla): Si, vas a estar así me largo, me voy por dónde he venido.


ANGEL (Sonríe): No… no, perdona.


LESTER (Girando el rostro): ¿Sabes?, con la nariz un pelín más recta y unos milímetros más de cuello… (Su interlocutor, iba a darse la vuelta para irse) No, espera. No has pensado nunca en ir a un dermatólogo. (Se ríe. De repente se pone serio) ¡Vahhh!, olvídalo. Se me hace tarde, y todavía tengo que comprar el pan, ya sabes…


ANGEL: (Entornando lo ojos. Le mira pero su interlocutor mantiene el rostro vuelto) Lester. Eres despreciable


LESTER. (Mirando para otro lado. Parece que busca a alguien en la pista mientras habla): No espera… No sabes lo que puede llegar a cambiar, una cara, simplemente con unos toquecitos.


ANGEL (Resignado. Mirando al suelo): Entiendo. Bien, Lester bien… (Sonríe) Cuando te quedes medio calvo, te enseñaré a peinarte con cortinilla.


LESTER: (Sorprendido) ¿A, que viene eso ahora? (Adopta de nuevo el gesto serio) Simplemente, te estoy dando unos consejos, (Sonríe) Ya sabes… Consejos, un consejo de amigo, nada más


ANGEL (Aturdido): Lo siento, estaba pensando en otra cosa


LESTER (Inquisitivo): Tienes… Ya sabes, tienes a alguien. Quiero decir, lo conozco


ANGEL (Parece volver en sí): No, no es nada de eso, ¿En qué mundo vives?


LESTER (Conciliatorio): Oye… ¿Sabes?, me preguntaba. ¿Piensas que le puedo gustar a Finn?


ANGEL (Entornando los ojos. Parece que va a ponerse a llorar… Pero, no): Desaparece de mi vista


LESTER (Conciliatorio): Espera, estaba de broma. Bueno, tú eres especialista en ello


ANGEL (Muy tenso. Tono irónico): En el hipotético caso de que Finn fuera gay, no creo que… (Ríe) ¿Sabes? Adelante. Si, creo que eres su tipo, precisamente tú. (Abandonas por un momento la ironío y se vuelve más ceremonioso) Bueno, no sabía que te gustaran… (Gesto de resiganación. Cabecéa) Conmigo, pierdes el tiempo.


LESTER (Conciliatorio): Pero, le has oido hablar de mi ¿no? (Se mira el reloj) Tengo que irme, llego tarde. (Le palmea el hombro) Solamente quería saber eso.


ANGEL (Su interlocutor no llega a oírlo bien): Maldito engrido


LESTER (Se acerca de nuevo. Sonríe): No sabes mentir


ANGEL (Lloroso): No recuerdo haberte dicho nada, al respecto


LESTER (Le pellizca la mejilla a su interlocutor): Ya no tengo dudas, gracias



EN EL PASILLO DEL INSTITUTO:



Un pasillo con ventanas correderas, iluminado por tubos fluorescentes. Ángel y Finn parecen estar hablando. De tanto en tanto alguien se les cruza o devuelven el saludo a alguién con un gesto. Se oyen de vez en cuando murmullos. Estan en el descanso entre clases.



ANGEL (Cabizbajo): Anoche soñe con que Lester tenía un accidente con la moto. Iba al hospital y el médico estaba quitándole unas bendas de la cara. Estaba completamente desfigurado. Supongo que ésta era una especie de venganza onírica.


FINN (Gesto afirmativo. Comprensivo): Oye. Ahora piensas que no vas a encontrar a nadie mejor que él, pero con el tiempo… (Palmea el hombre de su interlocutor). Con el tiempo, todo lo verás muy distinto, a conforme lo estás viendo todo, ahora.


ANGEL (Suspirando. Visiblemente lloroso. Parece que le falte el aliento): Desde que lo dejamos… Desde que me dejó, no dejo de decirme a mí mismo voy a quedarme solo para toda la vida. Era una relación especial y ahora no es nada. Ahora yo no soy nada. Todo se ha ido a la mierda (Le cuesta coger aliento). No quiero morirme… Esta idéa ha estado atormentando mi vida durante estas últimas semanas.


FINN (Tono comprensivo): Para algo estamos los amigos…


ANGEL (Negando con la cabeza): No, los amigos están para otra cosa. Cuando la idea de la muerte se cuela en tu cabeza. Entiendeme, no tengo miedo a morir mañana. Simplemente la idea de la muerte no entraba en mis esquemas. Es muy duro, todo me recuerda a ella.


FINN (Cabizbajo): Ya he pasado por eso


ANGEL: (Sorprendido): ¿Cómo es que nuca me dijistes nada)


FINN (Levantando el rostro. Parece algo avergonzado): No sirve de nada. Creeme. Por mucho que tengas el apoyo de familiares y amigos, ése es un sentimiento con el que tienes que convivir tú solo.


ANGEL (Apesadumbrado): Creía que me lo contabas todo


FINN (Sonríe): Pues ya ves… (Lo mira de frente) ¿Hablar conmigo, te ha servido de ayuda?


ANGEL (Resignado): Un poco…


FINN (Visiblemente sonriente): Esto te ayudará (Le palmea de nuevo el hombro) No te preocupes, no es ninguna droga. Son simplemente derivados del prozac, te ayudarán creemé. (Susurrándole al oído) Este será nuestro secreto. Ahora muestrate siempre lo más entero posible, o te comerán vivo.

JOHN WATERS. MONDO TRASHO

Pink Flamingos (1972). Resulta que ver comer un truño de perro al travestido protagonista Divine, es en conclusión de lo más cool. John Waters ya había experimentado lo que luego sería marca registrada de la casa: Una fotografía pobre, unos personajes estrafalarios, desinhibición sexual y un gusto por mostrar lo más pervertido de la sexualidad, llegando como es el caso, a la escatología sin depurar. Claros ejemplos de esta visión particular las encontrábamos ya en, Mondo Trasho (1969) o Multiple Maniacs (1970). Por otro lado, los diálogos con un lenguaje hiperbólico --no se pierdan el monólogo sobre el huevo— algún indicio de surrealidad, sumado a la clara intencionidad de ofender al espectador o de herir deliveradamente sus sentimientos. Con el tiempo está estética trash (basura), también notoria en las películas de la factoría Paul Morrissey/Andy Warhol—y posteriormente en las películas de Pedro Almodóvar--, irá barnizándose con carácteres asquerosamente amables –véase, Polyester (1981) o Hairspray (1988)--. Sin embargo si en un principio se le achacaba a sus películas, una falta absoluta de ambición comercial a explotar,o una iniciativa que reportara en definitiva, importantes beneficios. Su cine, a partir de finales de los ochenta, fue convirtíendose en producto más comercial o mainstream. De todos modos los beneficios de sus primeras películas, han ido incrementándose con el tiempo dentro de los circuitos del cine más underground. Algunos medios no se cansan de fabular con la muerte del mayor icono del cine de John Waters, Divine cuya muerte, años después de Pink Flamingos, no se debería finalmente a la ingesta de cualquier porquería que se llevara a la boca, sino que en realidad murió de un fulminante ataque al corazón, mientras dormía plácidamente en su cama. Podemos afirmar en definitiva, que Pink Flamingos, después de la cantidad de churretones de tinta despilfarrada tras su estreno en 1972, es quizás la segunda película de culto, más apreciada por los fanáticos de este género de cine, justamente detrás de The Rocky Horror Picture Show (1975).


Female Trouble (1974). Lejos de rememorar y remover los delicados estómagos del público estadounidénse, John Waters opta por una estética ocasionalmente trash, menos ostentosa que en su anterior película, pero que nos ofrece una visión más amable, estéticamente, a la anterior. Divine otra vez como protagonista sumado a gran parte de la plantilla utilizada en Pink Flamingos, nos ofrecen en una disposición de cuadros, de las distintas fases de la vida de su protagonista, desde la adolescencia a su inevitable final. Postula unos juicios de la estética bastante particulares: Divine después de que la madre de su anterior marido le arrojara ácido en la cara, desfigurándola horriblemente, es contratada por una agencia de modelos, como auténtica musa de sus colecciones, e incluso la invitan a participar a su posterior proclamación de icono de la belleza femenina, en un programa de televisión, del cuál es absoluta y principal protagonísta.



Polyester (1981). He aquí la cara más amable de John Waters tras la trilogía Pink Flamingos (1972)/Female Trouble (1974)/Desperate Living (1978). En este caso, Divine pasa de ser una auténtica heroína a pobre víctima de un mundo plagado de hombres sin escrúpulos, de hombres y de mujeres crueles como su propia madre, que desea la muerte de su hija. Polyester es la historia aparentemente amable de una ama de casa con un marido insensible, que se dedica al mundo de la pornografía, junto a sus hijos, él un delicuente, acosador sexual, y ella, una guarra que se cepilla a todo el que interfiera su camino. Polyester es una historia de redención dónde la protagonista vuelve a encontrar un nuevo amor, y sus hijos han abrazado la religión del buen camino. Destacar la importancia del papel, tan cómico bajo mi punto de vista, de la amiga de la protagonísta, una sirvienta que hereda la fortuna de sus amos y que es incapaz de disimular la clase social de la que realmente procede.



Hairspray (1988). Es quizás la primera película de John Waters con una clara intención comercial. Además de ser un desternillante musical repleto de gordas y personajes estrafalarios, es un punto de dulzura inédito hasta ahora, que muchos críticos se encargarían de señalar, y al que los fans confesos de su cine no les importaría apadrinar como el musical petardo por autonomasia. Lejos de los estereotipos de belleza que han imperado en la cultura contemporánea en general, John Waters nos ofrece por enésima vez el reverso de esa estética, que no tiene porqué dejar de ser dulce y a la vez significar una reprimenda hacia los estereotipos de la belleza en general y el cine en particular.



Serial Mom (Los Asesinatos de Mamá, 1994). Cuando muchos creían que John Waters y su tribu de personajes estrafalarios estaban acabados, surge esta joya en la que es hasta la fecha su mejor película y el mejor intento de combinar una visión particular marca- John Waters, con una clara intención de comercializar por los circuitos naturales, su cine, que cada vez comprende un espectro de público más amplio. Katlin Turner está magnífica en su papel de ama de casa psicópata y dulce a la vez. Mantiene una correspondencia con Ted Bundy, colecciona libros de asesinos en serie, no soporta que su vecina no recicle, o que un amigo de sus hijos, no se ajuste el cinturón de seguridad de su descapotable. Se trata de una historia rocambolesca, que no tendría el atractivo que tiene, sino fuera gracias a Katlin Turner y a la pericia, y la experiencia de un John Waters ahora más que nunca dueño de un sentido del humor y del ritmo en la película, difíciles de encontrar en sus trabajos anteriores, aunque en gérmen allí estaban.



Pecker (1999). Nos encontramos a un John Waters de vuelta de todo. Cada vez sus estrenos son más espaciados y su cine se adapta perfectamente a las directrices de la comedia ligera estadounidense. En esta ocasión, una vez más encontramos el reconocible mordiente de su autor para criticar el mundo del arte, y de la fotografía en particular. John Waters tras Serial Mom, vuelve a lavarse la cara con una plantilla de nuevos personajes que hasta ahora no habían formado parte partícipe de sus películas clásicas.



A Dirty Shame (Los Sexoadictos, 2004). Sin duda la peor película de John Waters, que por lo que se ve, ahora vive de las rentas.


FILMOGRAFÍA


· Hag in a Black Leather Jacket (1964) · Roman Candles (1966) · Eat Your Makeup (1968) · Mondo Trasho (1969) · The Diane Linkletter Story (1969) · Multiple Maniacs (1970) · Pink Flamingos (1972) · Female Trouble (1974) · Desperate Living (1977) · Polyester (1981) · Hairspray 1988 · Divine (1990) · Cry-Baby (1990) · Serial Mom (1994) · Pecker (1999) · A morte Hollywood (2000) · A Dirty Shame (2004)

11 marzo, 2007

MI FRACASO PERSONAL

Eternal Youth (Juventud Eterna) de The Future Bible Heroes, uno de los heterónimos utilizados por Stephin Merritt (Magnetic Fields, The Gothic Archies, Stephin Merritt…). Es lo único que suena en mi jukebox, y eso que ni siquiera me gusta. Dejo el lector de CDs en repeat, y la música suena y no se si se repite.

Si algunos de vosotros habéis sentido lo que significa un atroz miedo a la muerte, no ya a una muerte que podría presentarse mañana, ni un miedo que tenga nada que ver, con que tu avión se estrelle en Las Bahamas, o tu barco naufrague en el Golfo de Florida. Se trata del miedo a la muerte en sí, al pánico ante la terrible idéa de la desaparición definitiva, en un futuro no muy lejano. La primera vez que tuve un sentimiento de similar tesitura fue a los 18. Creo que lo he contado infinidad de veces. Todo aquello del capítulo de Doctor en Alaska, aquello de regalar una parcela de tierra como regalo de cumpleaños... Yo estaba realmente hundido, y lo peor de todo es que aparecía frente a mis semejantes como un genuíno caso de cobardía e inmadurez. ¿Es que nadie era capaz de experimentar la misma sensación? La de que la vida es una batalla perdida de antemano. En aquella ocasión hubiera agradecido un ápice de comprensión, y también lo pido ahora. Sin embargo puedo sentirme afortunado, ya que grácias a las cualidades psicotrópicas de la medicina actual en salud mental, según la cuál, te tomas 300 mg de seroquel y esa sensación desaparece por completo, luego de tanto en tanto el miedo a la muerte aparece, aunque se diluye con la misma rapidez con la que tomas el desayuno. Esto acarrea por otro lado cierta despersonalización, y un pasotismo general ante cualquier circunstáncia, sin embargo decir que frente a un sufrimiento tan atroz ante la vida o ante la pérdida de esta, merece la pena asociarse de por vida a esta clase de medicamento. Simplemente en esta ocasión, me he limitado a administrar a mi organismo unos pocos miligramos más de seroquel, combinado con una píldorita de seroxat, un antidepresivo muy eficaz.


A veces tengo la terrible sensación de que me quedaré solo para el resto de mis días. Si la primera vez que tuve esa terrible experiencia fue a los 18 y por aquel entonces tenía la sensación de que había desperdiciado mi vida. Resulta ser un despertar a la vida o a la muerte, muy repentino, de un día para otro. Todo se agraba si te ves feo en el espejo, si no tienes amigos a los que recurrir en confianza plena. Tus padres no son los mejores abogados en este caso. ¿Pueden ser sinceros, ante su propio hijo? En mi caso, me aliviaba salir de paseo y admirar cada detalle del paisaje, cada hoja, cada pétalo, cada brizna de hierva… Me preguntaba a mi mismo, si aquel árbol era más viejo que yo, si aquella pared había sido repintada alguna vez, si aquel perro no había muerto ya… Lo peor son las noches, porque a la hora de ir a dormir sientes asfixia, en este sentido el único momento de alivio comienza con los primeros rayos solares, luego el día va degradándose y te sientes cada vez más angustiado. También, darte cuenta de que estás solo en ello, de que no puedes leer un libro, ni entretenerte con una película. Cuando miraba la tele me decía… “esa actriz de ahí, es joven, es guapa, se ha puesto implantes de silicona, es tan guapa y va a morir un día de estos… ¿cómo podía estar esa chica tan feliz? No es como si quisiera decirle al mundo: A ver, todos ustedes van a palmar… A mi los demás me traían sin cuidado, lo que me preocupaba era por mi, y nada ni nadie podía significar ningún consuelo.


Por todo eso, vayan a un psiquiatra o a la zona de salud mental de vuestra localidad, y seguro que os recetan un poquitín de seroquel, pero no lo mezcleis con bebidas alcohólicas. Eso sí, despediros de vuestro ritmo de vida actual, y dedicaros a la vida contemplativa. Sirvanse de los libros de Chuck Palahniuk funcionando a todo tren, como socorrido e inflamado placebo.

08 marzo, 2007

LIBRO. CLAUS Y LUCAS de AGOTA KRISTOF

En 1986, treinta años después de huir a Suiza con su marido y su hija recién nacida, la narradora húngara escribió en francés El gran cuaderno, primera entrega de una trilogía que la consagró como novelista. En una entrevista en su casa, en Neuchâtel, afirma que ha dejado de escribir y habla de su vida: la infancia en la guerra, el exilio, el trabajo en una fábrica y el éxito.

Kristof llegó a Neuchâtel arrastrada por la política. Era 1956 y su marido había participado en Hungría en la revolución contra el régimen prosoviético. Cuando la revuelta fue sofocada, el matrimonio atravesó a pie la frontera con su hija recién nacida. Primero Austria, luego Suiza. "Mi marido se empeñó en que nos fuéramos", recuerda ahora la escritora. "Muchas veces he pensado que más habría valido que él hubiera estado dos años en la cárcel que yo cinco en una fábrica. Suiza me parecía el desierto. Lo pasé mal". Lo dice sin énfasis. En el fondo, habla como escribe: yendo al grano, sin circunloquios, sin subrayados.

En 1986, treinta años después de salir de Hungría, su suerte cambió completamente. Tras haber escrito en francés una serie de obritas de teatro que pasaron de estrenarse en cafés a retransmitirse por la radio, Agota Kristof pasó dos años redactando El gran cuaderno, la historia de dos hermanos gemelos a los que su madre deja durante la guerra en casa de una abuela que no los quiere y a la que no quieren. Inocentemente despiadados, la crueldad de los muchachos no tiene más límite que su propia supervivencia. La escritora hizo tres copias de aquella infancia descarnada y las envió a París: "Yo pensaba intentarlo en una editorial de por aquí, pero un amigo me convenció y envié la novela a Gallimard, a Grasset y a Seuil". A las dos primeras editoriales les pareció que una novela tan dura no encontraría lectores. La tercera la publicó. El éxito fue fulminante. Las ediciones y los premios se sucedieron, el libro fue traducido a 33 idiomas y Agota Kristof se convirtió en una referencia para miles de lectores en Francia. A El gran cuaderno le siguieron La prueba y La tercera mentira, las otras dos entregas de una trilogía en la que cada título es una vuelta de tuerca al anterior, dando versiones distintas, y hasta enfrentadas, de los mismos hechos.


El gran cuaderno ha conocido multitud de versiones teatrales en Alemania y Japón, desde donde reclaman continuamente a la escritora. Por supuesto, en Suiza. Y en España. En el Festival de Otoño de Madrid en 1999 pudo verse la versión que la compañía chilena La Troppa puso en escena bajo el título de Gemelos. Además, sigue pendiente su adaptación cinematográfica: "Un productor estadounidense compró los derechos y contrató a Thomas Vintenberg, el director danés, pero al final pensó que no era el más adecuado. Es curioso, yo pensaba que sí lo era. Posiblemente el más adecuado", comenta Kristof del director de Celebración, aquella salvaje historia familiar en clave Dogma. Con todo, no sería la primera vez que una novela suya pasa a la pantalla grande. En 2002 el italiano Silvio Soldini -autor de Pan y tulipanes- adaptó Ayer (publicada en España por Edhasa), la cuarta y hasta el momento última novela de la escritora húngara. "Se la cargó", dice ella. "Le cambió el final porque decía que la gente no podía salir desanimada del cine". Agota Kristof reconoce que aquella suicida historia de amor entre extranjeros en una fábrica es su novela más autobiográfica.

Con todo, Un relato autobiográfico es el subtítulo de La analfabeta, el libro que hace dos años apareció en Suiza y que la editorial Obelisco acaba de publicar en España. Allí la escritora cuenta sin adornos su propia historia en ochenta páginas, pero el resultado no le convence. "Me equivoqué al publicar esos textos. Es una recopilación de narraciones que, hace años, mandaba a una revista en alemán de Zúrich. No tienen ningún valor. Son redacciones escolares. ¿Por qué las publiqué? Entonces porque necesitaba el dinero. Ahora porque se empeñó el editor suizo. Estaban en el archivo del Estado, en Berna. Allí mandé todos mis papeles. A mí me daba igual. De todos modos, no hay quien entienda nada. Mi editor francés no lo quiso y en Alemania le dieron el premio de los críticos. Diez mil euros. No fui a recogerlos".

Desde que se le atragantó la historia de una muchacha enamorada de un hombre mayor, "un amigo de mi padre", Agota Kristof ya no escribe: "No lo necesito. Para mí la escritura es demasiado importante como para hacer algo que no me guste. Y no creo que me salga ya nada mejor de lo que escribí. ¿Para qué empeñarse? Tuve tres hijos y estuve casada dos veces. Nada de eso me impidió escribir. Quizás la fábrica... Ahora tengo todo el tiempo del mundo y no lo hago". ¿Y qué hace? "Como no puedo salir, veo la tele y me levanto tarde. Me encanta dormir, en parte porque sé que voy a soñar. ¿Pesadillas? También: que estoy en la escuela, que estoy casada otra vez...". ¿Y leer? "Leer sí leo, aunque menos que antes. Sobre todo, novelas policiacas, aunque luego no me acuerdo del nombre de sus autores. Últimamente también he leído a Pessoa". Además, en La analfabeta habla de Thomas Bernhard. "El problema es que ya he leído todo lo suyo. Me hacía reír mucho. Ya sé que es despiadado, pero por eso me hace reír, porque cuenta las cosas como son. Ahora estoy leyendo a otro escritor que no adorna las cosas, un húngaro, Imre Kertész. Cuando le dieron el Premio Nobel, los titulares de la prensa húngara fueron: 'Un judío gana el Nobel'. Pesaba más eso que el hecho de que fuera húngaro. Lo conocí una vez. Tuvo muchas dificultades para publicar en Hungría. Por suerte, lo tradujeron al alemán. Si no hubiera sido por eso no creo que le hubieran dado el Nobel".

Kristof se pregunta cómo habría sido su vida si hubiera vuelto a Hungría: "A menudo pienso en eso. Creo que allí habría sido más feliz. La gente es más cordial. Tal vez habría escrito más. Aquí pasé doce años sin poder escribir. En francés no podía y el húngaro se me iba perdiendo. Y la fábrica... Aunque peor que la fábrica fue luego trabajar en la consulta de un dentista. En un sitio no se podía hablar. En el otro, la gente no paraba".